Nara, Malí. Enero de 2020

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Fields in Mali

Fields in Mali, fotografía del World Bank Photo Collection, vía Flickr

Desde que se despertó Hawa intuía que aquel día sería especial. Una excitante sensación la acompañaba durante su camino de ochenta minutos a pie para llegar desde su aldea hasta la escuela. El mismo camino que todos los días recorría desde hace más de tres años, cuando el final de las hostilidades le permitió por fin poder hacer realidad el sueño que tantas veces había evocado en las palabras de su madre: aprender sobre su gente, sobre la naturaleza, sobre el mundo.

El camino era más duro desde que hace unos meses su padre partiera en busca de un lugar mejor para su familia. Los días que hacían juntos el trayecto Hawa era muy feliz: su padre no dejaba de contarle geniales historias que hacían volar su imaginación.

Al menos, dentro de unas semanas volvería a tener compañía, su hermanito Seydou empezaría pronto en la escuela. Solo era cuestión de tener un poco de paciencia. Además, cuando empezó a vislumbrar las primeras casas de adobe de Nara su sensación de que algo bueno iba a ocurrir crecía y crecía.

Antes de sentarse en su pupitre Aminata, su querida profesora, le pidió que la acompañara al aula del ordenador, aquel aparato que le fascinaba y que trajo el simpático cooperante Vincent dos años antes. Hawa deseaba fervientemente que llegara su turno para poder hacer sus deberes frente a esa hoja en blanco que aparecía en la pantalla, para poder practicar con el juego de matemáticas que tan bien se le daba y para poder escuchar las canciones de Oumuo Sangaré, y sobre todo de Edith Piaf, con las que Aminata amenizaba las clases de francés.

Pero aquel día Aminata no le abrió la hoja en blanco. Le dijo que por fin podía enseñarle lo que era Internet, eso tan maravilloso de lo que tanto ya había oído hablar Hawa. En el monitor, apareció algo similar a una televisión y tras unos segundos de impaciente espera pudo ver el rostro de su padre. Y poco después ocurrió lo más maravilloso de su vida. En los altavoces, en lugar de Edith Piaf, pudo escuchar la voz de su papá que decía: “Hola cariño”

#Internet2020 será para todos o no será

Post de Socios AERCO

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