Estamos comprobando que, cada vez más, se demanda formación en Redes Sociales para los trabajadores en el ámbito de las empresas, y que los profesionales del Social Media debemos consolidar como una beta en la que especializarse.
En los últimos meses estamos recibiendo peticiones de empresas, corporaciones municipales y estamentos públicos, interesados en conocer, investigar e iniciar esa relación entre empresa/trabajador y el universo 2.0, que vincule e incida en el desarrollo, tanto profesional, como personal.
En cada Taller o Curso que últimamente estamos organizando, me llama poderosamente la atención la dispersión de perfiles y que, perfectamente, encajan con los que Erik Zúñiga apuntaba en su post para @altonivel:
- El nativo digital: empleado que ha crecido con la tecnología y el uso de las redes sociales es parte de su día a día.
- El espabilado tecnológico: Puede no haber crecido con las redes pero es autodidacta.
- El usuario recluta: Está familiarizado con el funcionamiento de las redes pero no entra en su rutina de vida.
- El enemigo digital: Se opone totalmente a la era digital porque considera que son una pérdida de tiempo.
- El “yogurín” digital: Es extremadamente nuevo en las redes sociales.
Si bien tengo que apuntar que, en estos cursos, personas que podríamos decir que son “nativos digitales” (tal y como lo define la Wikipedia) y que son usuarios habituales de PC en el desempeño de sus funciones, se enfrentan con miedo, congoja y cierto recato a lo que para ellos significa entrar en la realidad de las redes sociales. La disculpa mayoritaria es “no tengo tiempo”, lo que a veces me produce cierto sarpullido porque es como si los que trabajamos en este medio estuviéramos perdiendo el tiempo. La otra cara de acelga con la que muchos se enfrentan a la formación, es aquella que expresa eso de “¿y esto para qué sirve?”. En estos cursos, pues, creo que podemos establecer como perfil representativo el que se configura como un híbrido entre el enemigo digital y el “yogurín” digital con una pizca de usuario recluta.
Las empresas deben involucrar a los trabajadores en su estrategia social media a través de la formación contínua, de manera consensuada y voluntaria. Y si no han desarrollado una actividad en Redes Sociales, avanzar en pequeños pasos incorporando en los planes de formación, píldoras de conocimiento sobre la realidad de la Web 2.0. ¡Por lo que pueda llegar!
No nos debemos olvidar de nuestros empleados, compañeros o trabajadores, porque ellos pueden ser nuestros mejores embajadores/prescriptores. Para tener unos trabajadores alineados con la misión y valores, hay que informarles desde el ámbito de la Cultura Corporativa como base de conocimiento, diseñar un storytelling que arranque desde el ¿Quiénes somos?, ¿Qué buscamos? y ¿Cómo lo hacemos?…, alineándolo con la filosofía 2.0 desde el principio, explicando dónde estamos y qué podemos hacer con estas nuevas herramientas de conocimiento y conversación y, por último -y no menos importante-, motivarles, tutorizarles y seguirles en sus primeros pasos por las Redes Sociales, creando sus perfiles, orientándoles sobre cómo deben trabajar su marca personal y cómo pueden ayudarnos a la marca empresarial. ¡Y en horario laboral! No hay que olvidar que su tiempo en el puesto de trabajo “es” de la empresa y les estamos pidiendo que ayuden a la entidad a crecer en reputación, presencia y, si llega el caso, en ventas.
La imagen de marca empleadora es la versión totalmente pública y social de la imagen corporativa, e incorpora lo que el personal – pasado, presente y futuro- piensa, siente y comparte sobre su empresa como lugar de trabajo. Es el paso del Marketing a los RRHH: se trata de personas, de su identidad y de su vinculación emocional.
Ya lo apuntaba @Joan_Ortega en el post “#diaCM El Community Manager No Existe” del blog The Topic Trend
(…) Sus atribuciones (del CM) se quedan cortas o imprecisas, desde la óptica empresarial. Las empresas han querido comprar otra cosa y ellas mandan y en alguna cosa pueden hasta tener, incluso, razón. La dinamización y gestión de comunidades, cuanto más interiorizada de manera transversal en la organización, mejor.
Y de eso se trata: de definir una figura más allá del gestor de comunidades y que pasaría por consolidar al Social Media Manager como verdadera piedra angular de la estrategia GLOBAL en redes sociales en la empresa. La figura del Social Media Manager es crucial para que este aprendizaje sea fructífero, para que se genere el engage necesario entre trabajador y marca. ¿Cómo podemos hacerlo?
- Siendo los primeros embajadores de la marca: conocer las 5W (who? what? when? why? where?) básicas de la empresa y todo lo relacionado con su cultura corporativa.
- Empatizando con el grupo, rompiendo las barreras del enemigo digital para convertirlo –al final de la sesión- en nativo digital.
- Siendo prácticos y resolutivos, facilitando siempre un plan B y, al finalizar la sesión, mandar documentación, manuales, tips, enlaces de interés, bibliografía.
- Monitorizando a los trabajadores/as en aquellos perfiles nuevos o ya creados, para que estén bien configurados y se animen a desarrollar su marca personal.
- Promoviendo en los trabajadores/as una participación activa: en el blog, en las herramientas colaborativas internas, etc.
- Proponiendo una segunda formación, pasado un tiempo prudencial, con la que perfeccionar y profundizar en las herramientas existentes o en nuevas herramientas que puedan ayudar a la empresa la consecución de los objetivos de su estrategia 2.0.
El social media es una figura clave en el proceso de crear una empresa más abierta, comunicativa, participativa y en la que se puedan acercar los diferentes estamentos para cohesionar diferentes personas, perfiles heterogéneos y realidades vitales que, muchas veces, coinciden en una fanpage de Facebook.