El Congreso sobre Social Media “Santander Social Weekend“, organizado por el Diario Montañés, ha sido todo un descubrimiento. Los asistentes pudimos acceder a mucho contenido, variado y de calidad. Pero todos esos datos, toda esa información ahora se tiene que transformar en conocimiento. Por eso, después de tomarme mi tiempo para su análisis, quiero compartir mis conclusiones, desde el punto de vista de una Community Manager. Y no os voy a engañar: no todas son buenas para los que nos dedicamos a este arte.
De inicitaivas como éstas o por ejemplo, el Proyecto SmartSantander, cuyo objetivo es convertir Santander “en una de las ciudades más innovadoras de la UE”, atraer empresas e investigadores y generar atracción en los proyectos europeos de iniciativa público-privada, se deduce que la implicación de la ciudadanía en el desarrollo social es un hecho. No podemos mirar hacia otro lado y quien lo haga, se quedará descolgado. Pues bien, al igual que mi ciudad, yo también quiero ser una Smart Community Manager, y saber transmitir que ahora son los ciudadanos quienes contribuyen de forma determinante a crear el mundo que nos ha tocado vivir.
El Social Media no es la panacea. La gran mayoría de los profesionales se acercan al Social Media para aumentar las ventas de sus productos o servicios a corto plazo. Pero antes de vender, hay que enseñar con marketing de contenidos. Este fin de semana he oído en más de una ocasión que “el que diga que el Social Media no vende, miente”. Es razonable esta afirmación. Se trata de una actividad que con trabajo y esfuerzo, refuerza la imagen de marca de las empresas que acaban obteniendo beneficios, gracias, precisamente, a ese esfuerzo. El que no escuche a su cliente y le dé lo que necesita, no conseguirá sus pretensiones. Y mucho menos, si el usuario percibir que le utilizas para vender.
Por lo tanto, para que la empresa consiga sus objetivos, antes el usuario debe conseguir los suyos. La comunicación se ha transformado, no porque las marcas lo quisieran, sino porque el usuario lo ha demandado. En este sentido, el modelo de ralación anterior se ha roto y el usuario pone las reglas. Quien no lo entienda, no va por buen camino. Estamos ante una nueva forma de atender, el Social Satisfaction. Son los consumidores los que crean valor de las marcas, los que socializan las opiniones. Un dato: 13 millones de españoles modifican su conducta por las opiniones leídas en las Redes Sociales.
¿Vas a seguir resistiéndote al Social Media Marketing? Tal y como comentaba Catalina Pons en Santander, la resistencia al cambio es humana. Estamos más cómodos haciendo lo de siempre, sin riesgos. Pero esta transformación no tiene vuelta atrás. Lo inteligente sería no poner resistencia. El control férreo de la empresa sobre su marca ya no existe y las redes sociales se erigen como el Focus Group más grande de la historia.
La dimensión del Social Media, por lo tanto, es enorme. No se trata de pasar 20 minutos delante de un ordenador lanzando varios mensajes en Facebook y Twitter. Esta profesión es algo muy serio. Tan serio, que los profesionales del Social Media tienen que plantearse de forma constante la autocrítica y pensar por qué no funciona o no marcha como debería mi estrategia online. Los egos se deben dejar en casa y actuar con prudencia y sentido común. Ama tu trabajo y sé transparente. No podemos medir nuestro éxito tan sólo por el número de seguidores. Cómo véis, los profesionales también recibimos. Queda mucho por hacer, sin duda.
Y en este entramado de conexiones sociales, la formación adquiere un valor fundamental. La formación tiene que estar en el centro de nuestro ecosistema. Internet evoluciona segundo a segundo. El que crea que con hacer una carrera o un curso ya es suficiente, dejará de ser competitivo frente a sus competidores en el mercado laboral.
Por todo lo expuesto aquí, los dos grandes retos son estructurar la gran cantidad de datos de Internet y fijar criterios de análisis para ejecutar de forma correcta mi estrategia, y reconducirla si fuera necesario. Hay que escuchar lo que se dice sobre nuestra marca y no olvidar que se trata de un proceso cíclico, que no acaba nunca.
Estamos en un mundo, el que nos ha tocado vivir, ni más ni menos, donde todo es social y todo es móvil. O te adaptas a lo digital, o será muy difícil sobrevivir. Partamos de estas consideraciones.
Y termino con una frase que me gustó mucho de Emilio del Prado: “si cierta información no tiene reflejo en Twitter, es que no es verdaderamente importante”.
Seguiremos compartiendo información del Santander Social Weekend, que ha dado para mucho. ¿Algún comentario? Por favor, comparte el contenido si alguna cosa te ha aportado.
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